lunes, 18 de diciembre de 2017

Star Wars: Episodio Viii - Los últimos jedi

Sinopsis: La Primera Orden tiene contra las cuerdas a la Resistencia, liderada por la General Leia Organa (Carrie Fisher), que se ve obligada a luchar contra su hijo, Ben Solo (Adam Driver), sin la ayuda de su hermano, Luke Skywalker (Mark Hamill). El piloto Poe Dameron (Oscar Isaac) lidera una misión que pretende destruir uno de los acorazados enemigos, mientras el insurgente soldado de asalto Finn (John Boyega) lucha contra su instinto de supervivencia e intenta ayudar a la resistencia. Al mismo tiempo, la joven Rey (Daisy Ridley) tendrá que definir su futuro, y revaluar el significado de su vida junto al viejo jedi Luke Skywalker.

Duración: 2h 32min
Director: Rian Johnson
Reparto: Mark Hamill, Daisy Ridley, Adam Driver, Oscar Isaac.
Año: 2017


CRÍTICA SIN SPOILERS: 
Pocos vieron a Disney capaz de reavivar la Fuerza que George Lucas creó en 1977. Hubo quien comparó a la productora con los Sith, e incluso quien decidió boicotear sus filmes, cuando el creador abandonó el barco, como más tarde haría Han Solo con su Halcón Milenario. 

Disney no convenció a los fieles con El despertar de la fuerza, la repetición de formato en el cine cansa casi tanto como en la televisión; pero tampoco lo hizo con Rogue One,  algunos no perdonamos la ausencia de créditos en aquella historieta enclaustrada en la saga.

Ahora la productora infantil, que está en boca de todos por pretender conquistar Hollywood, comprando Fox y rompiendo los esquemas de Pixar, se corona con una obra maestra que recuerda a las primeras películas, los nostálgicos capítulos IV, V y VI. 

Este Episodio VIII devuelve al cinéfilo la esperanza en el cine actual, no solo reaviva la Fuerza, también la llama que la saturación cinematográfica amenaza con extinguir, demostrando que todavía es posible que el cine sorprenda.

He de decir, que no tenía muchas expectativas puestas en la película. Disney me defraudó con su última entrega, y fui a ver esta solo para cerciorarme de que la Fuerza había muerto, de que la saga ya era insalvable y de que se repetiría la historia con un nuevo "yo soy tu padre" en el guion. 

No obstante, mis premisas fueron rebatidas, porque una obra maestra de la ciencia ficción está batiendo récords de audiencia en los cines y, por una vez, es con razón.

Rey no juega el rol de princesa disney, pero tampoco hace de nueva Leia o de un joven Luke Skywalker. Su papel es el de Rey, una joven chatarrera que esconde mucho más que un corazón grande bajo su armadura de tela raída y coraje. 

Mark Hamill asume por fin el protagonismo que no tuvo en la anterior película. Vuelve un sabio Luke Skywalker al que los años de colegueo con Han Solo han hecho que cambie, y adopte algunos de los rasgos más característicos del personaje de Harrison Ford.

La imagen de Carrie Fisher es el último recuerdo que les queda a los seguidores de su princesa. Leia no es la protagonista que era, deja el relevo a los jóvenes, pero logra hacer imponente su acto de presencia. Delega su poder en el personaje de Poe Dameron (Oscar Isaac), porque ve en él el fuego que ardía en su esposo, aunque no sea de su sangre, como un hijo rebelde que no pretende cambiarse de bando.

Kylo Ren es el que más sorprende. Su aspecto "lokiano" ha conseguido que muchos fanáticos no le tomáramos en serio, pero su presencia en esta película despeja las dudas. No supera a Vader, porque la apuesta era demasiado alta. Su abuelo fue el villano de los 80, logró que decenas de personas se decantasen por el lado oscuro, y muchos llorasen su muerte en el Episodio VI. Kylo Ren coge el relevo y, como Rey, da lugar a un personaje completamente diferente.

Harry Potter, Wall-e y la suma de todos los episodios respiran en la trama de Los últimos Jedi, pero el factor sorpresa la salva del plagio y hace de lo que podía haberse quedado en un muermazo de 2 horas y media, algo mágico que ni el mismísimo George Lucas habría podido imaginar. Porque la Fuerza sigue viva, y una nueva generación de jedis y películas se podría abrir paso a partir de esta.

Ójala J. J. Abrams no se cargue lo que Rian Johnson ha creado, ni Disney tire su trabajo por la borda con su filosofía anticuada de happy endings. 

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