Querido William Goldman, gracias por hacerme cinéfila
Todavía recuerdo cuando no me gustaba el cine. Solo pequeños momentos, en forma de flashbacks, muy borrosos, y seguramente algo distorsionados por el tiempo.
Cuando era pequeña, mi madre censuraba muy rigurosamente mi disfrute audiovisual. No hablo de las películas de sexo y vísceras (tampoco creo que, ni ahora, ni entonces, tuviese ella alguna idea de quienes eran Quentin Tarantino o Martin Scorsese), hablo de cualquier cosa que rompiese con la ética y la estética de las princesas disney. Ni siquiera ‘Los Simpson’ o ‘Tim Burton’ eran bien recibidos en mi casa.
Aunque yo era feliz en mi jaula de cristal. Vivía cohibida del mundo real, pero me entretenían las películas, y, como todos los niños, confiaba en que si mi madre me lo prohibía, sería por algo.
Un día, mi padre decidió probar a forzar una grieta en aquella jaula. Me convenció para ver una película que no parecía distar mucho del resto de títulos a los que estaba acostumbrada, ‘La Princesa Prometida’. A pesar de no ser de dibujos animados, acepté verla, como el pequeño Fred Savage acaba por aceptar escuchar la historia que su abuelo le narra.
La historia me cautivó, consiguió hacerme sentir muchas más emociones de las que jamás ninguna de las otras películas me había hecho experimentar.
‘La Princesa Prometida’ me hizo querer ver más. Luego llegarían Tarantino, Nolan, Welles, Woody Allen o Akira Kurosawa, pero Rob Reiner y William Goldman fueron quienes me hicieron confiar en mi padre a la hora de elegir películas. Me hicieron cinéfila.
Ayer no supe muy bien cómo reaccionar a la muerte de Goldman. Todavía recuerdo cuando empecé la carrera, y mis amigas me regalaron su guion. Fue el primero que leí. Estaba en inglés, pero solo me llevó unas horas terminarlo. Adoré cada “as you wish”, como si fuera la primera vez que lo “escuchaba”. Contribuyó a mi devoción por el mundo del libreto. Me motivó a escribir, y a querer ser guionista.
Dos Oscars y medio* me saben a poco. Los escritores son en el mundo del cine, junto al resto del equipo técnico, los menos recordados. Por eso escribo este torpe y apresurado artículo de opinión, para, aunque sea a pequeña escala, dar las gracias a William Goldman por sus historias.
*Aunque muy poca gente lo sepa, ayudó a Affleck y a Damon con el guion de ‘El indomable Will Hunting’, además de a Aaron Sorkin con 'Algunos hombres buenos'.
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